De la Fotografía y otros demonios

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Muchos son los que aman esta bella profesión, muchos la practican de forma amateur y se apasiona, la fotografía es un mercado muy suculento para la industria por ello modelos y más modelos salen al mercado mes tras mes, y traen consigo crudas batallas tecnológicas y mediáticas, muchas veces enfocando su mercadotecnia en aspectos como tipo de chip, cantidad de zoom, y las más famosa la de los megapixels, sin embargo en los últimos años ha tomado fuerza la guerra del mercado por las tarjetas de memoria.


Este sector hay que dividirlo en dos, el profesional y el amateur; claro está, los primeros prefieren las tarjetas Compact Flash (CF) pues con ellas tenemos tarjetas de memoria de construcción robusta, duradera y que funcionan bien a temperaturas extremas desde los -25 grados hasta los +85. En cuanto a la velocidad, aún no tienen rival pues hay modelos que alcanzan los 600X con velocidades de transferencia de 90MB por segundo, lejos de los aproximados 30MB/segundo que alcanzan las SD actuales.

 
Sin embargo el sector aficionado se comporta distinto y las tarjetas SD se están imponiendo porque si bien no ofrecen una velocidad tan buena como las mejores CF sí que ofrecen un ratio de transferencia muy bueno en unas tarjetas más pequeñas, livianas y sobretodo baratas que las CF. Es por este motivo que muchas cámaras se estén centrando únicamente en tarjetas SD, como ocurre con la última Nikon D7000.
 
Lexar acaba de presentar una tarjeta de memoria de formato SDXC de 128GB, clase 10 y con una velocidad 133x que asegura una transferencia mínima de 20MB por segundo y un precio final que rondará los 700$ (525€), sí, más  caras que muchas DSLR. 
En fotografía muchos usuarios que prefieren usar varias tarjetas de memoria de capacidad media a una única tarjeta de gran capacidad, aunque la llegada del vídeo Full HD lleve a la necesidad de ofrecer este tipo de tarjetas. Otro uso que podría tener una tarjeta tan grande, en el caso de cámaras que disponen de doble slot para tarjetas es el uso como respaldo de seguridad, Es decir, un slot para tarjetas de 4 a 8 GB que se van cambiando conforme se llenan y el otro slot con una de estas tarjetas gigantes haciendo de respaldo de seguridad, sería una buena idea, nunca se sabe cuando un archivo se va a dañar.
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